Wednesday, November 21, 2018

SAMANTA SCHWEBLIN


Perdiendo velocidad
SAMANTA SCHWEBLIN

Tego se hizo unos huevos revueltos, pero cuando finalmente se sentó a la mesa y miró el plato, descubrió que era incapaz de comérselos.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
Tardó en sacar la vista de los huevos.
—Estoy preocupado —dijo—, creo que estoy perdiendo velocidad.
Movió el brazo a un lado y al otro, de una forma lenta y exasperante, supongo que a propósito, y se quedó mirándome, como esperando mi veredicto.
—No tengo la menor idea de qué estás hablando —dije—, todavía estoy demasiado dormido.
—¿No viste lo que tardo en atender el teléfono? En atender la puerta, en tomar un vaso de agua, en cepillarme los dientes… Es un calvario.
Hubo un tiempo en que Tego volaba a cuarenta kilómetros por hora. El circo era el cielo; yo arrastraba el cañón hasta el centro de la pista. Las luces ocultaban al público, pero escuchábamos el clamor. Las cortinas terciopeladas se abrían y Tego aparecía con su casco plateado. Levantaba los brazos para recibir los aplausos. Su traje rojo brillaba sobre la arena. Yo me encargaba de la pólvora mientras él trepaba y metía su cuerpo delgado en el cañón. Los tambores de la orquesta pedían silencio y todo quedaba en mis manos. Lo único que se escuchaba entonces eran los paquetes de pochoclo y alguna tos nerviosa. Sacaba de mis bolsillos los fósforos. Los llevaba en una caja de plata, que todavía conservo. Una caja pequeña pero tan brillante que podía verse desde el último escalón de las gradas. La abría, sacaba un fósforo y lo apoyaba en la lija de la base de la caja. En ese momento todas las miradas estaban en mí. Con un movimiento rápido surgía el fuego. Encendía la soga. El sonido de las chispas se expandía hacia todos lados. Yo daba algunos pasos actorales hacia atrás, dando a entender que algo terrible pasaría —el público atento a la mecha que se consumía—, y de pronto: Bum. Y Tego, una flecha roja y brillante, salía disparado a toda velocidad.
Tego hizo a un lado los huevos y se levantó con esfuerzo de la silla. Estaba gordo, y estaba viejo. Respiraba con un ronquido pesado, porque la columna le apretaba no sé qué cosa de los pulmones, y se movía por la cocina usando las sillas y la mesada para ayudarse, parando a cada rato para pensar, o para descansar. A veces simplemente suspiraba y seguía. Caminó en silencio hasta el umbral de la cocina, y se detuvo.
—Yo sí creo que estoy perdiendo velocidad —dijo.
Miró los huevos.
—Creo que me estoy por morir.
Arrimé el plato a mi lado de la mesa, nomás para hacerlo rabiar.
—Eso pasa cuando uno deja de hacer bien lo que uno mejor sabe hacer —dijo—. Eso estuve pensando, que uno se muere.
Probé los huevos pero ya estaban fríos. Fue la última conversación que tuvimos, después de eso dio tres pasos torpes hacia el living, y cayó muerto en el piso.
Una periodista de un diario local viene a entrevistarme unos días después. Le firmo una fotografía para la nota, en la que estamos con Tego junto al cañón, él con el casco y su traje rojo, yo de azul, con la caja de fósforos en la mano. La chica queda encantada. Quiere saber más sobre Tego, me pregunta si hay algo especial que yo quiera decir sobre su muerte, pero ya no tengo ganas de seguir hablando de eso, y no se me ocurre nada. Como no se va, le ofrezco algo de tomar.
—¿Café? —pregunto.
—¡Claro! —dice ella. Parece estar dispuesta a escucharme una eternidad. Pero raspo un fósforo contra mi caja de plata, para encender el fuego, varias veces, y nada sucede.






Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) es una escritora argentina. ​Traducida a más de veinticinco lenguas y becada por distintas instituciones, ha vivido brevemente en México, Italia, China y Alemania.  ​Desde 2012 reside en Berlín, donde escribe y dicta talleres literarios.
Egresada de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires. En el 2001 ganó el primer premio del Fondo Nacional de las Artes por su libro de cuentos El núcleo del disturbio (2002), y su relato «Hacia la alegre civilización de la capital» obtuvo el del Concurso Nacional Haroldo Conti. Su segundo libro de cuentos, Pájaros en la boca (2009), obtuvo el Casa de las Américas 2008. Dos años más tarde fue elegida por la revista británica Granta como una de los veintidós mejores escritores en español menores de 35 años.5​

«Un hombre sin suerte», cuento en el que narra un encuentro entre una niña y un desconocido, obtuvo el Premio Juan Rulfo 20126​ En 2014 fue distinguida con el Premio Konex, Diploma al Mérito, por su trayectoria como cuentista durante el período 2009-2013 y al año siguiente ganó el de Narrativa Breve Ribera del Duero con Siete casas vacías.7​8​
En 2015 ganó asimismo el Premio Tigre Juan por su primera novela, Distancia de rescate, que Claudia Llosa piensa llevar a la pantalla grande: la escritora y la cineasta trabajaron en la adaptación al año siguiente. ​La versión inglesa de la novela (publicada con el título Fever Dream por Oneworld en el Reino Unido y por Riverhead Books en EE.UU., y traducida por Megan McDowell) fue seleccionada para la shortlist del Man Booker International Prize 2017.
En 2018 Distancia de rescate obtiene el Premio Tournament of books, como "mejor libro del año publicado en los Estados Unidos"; y el premio de Nouvelle de Shirley Jackson.

Obras

Cuentos
El núcleo del disturbio (2002) isbn 950-732-034-2
Pájaros en la boca (2009) ISBN 978-84-264-1748-0. Contiene 18 textos:
«Irman», «Mujeres desesperadas», «En la estepa», «Pájaros en la boca», «Perdiendo velocidad», «Cabezas contra el asfalto», «Hacia la alegre civilización», «El cavador», «La furia de las pestes», «Sueño de revolución», «Matar a un perro», «La medida de las cosas», «La verdad acerca del futuro», «La pesada valija de Benavides», «Conservas», «Mi hermano Walter», «Papá Noel duerme en casa» y «Bajo tierra»
Siete casas vacías, Editorial Páginas de espuma, Buenos Aires (2015) ISBN 978-84-8393-185-1

Novela

Distancia de rescate (2014) ISBN 978-987-3650-44-4
La respiración cavernaria (2017) - novela corta ISBN 978-84-8393-224-7
Kentukis (2018)

Premios y reconocimientos

Primer premio del Fondo Nacional de las Artes 2001 El núcleo del disturbio
Primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti por el cuento «Hacia la alegre civilización de la capital»
Premio Juan Rulfo 2012 por «Un hombre sin suerte»​
Premio Konex 2014: Diploma al Mérito​
Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero 2015 por Siete casas vacías​
Premio Tigre Juan 2015 por Distancia de rescate
Finalista Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, 2016
Premio Tournament of books 2018 por Distancia de rescate, como "Mejor libro del año publicado en EEUU"
Premio Shirley Jackson (categoría de novela corta), 2018

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